A Salto de Rana

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Cuando la Personas se Juntan en Tiempos de Coronavirus

Ante las crisis, nacen unos sentimientos de pertenencia grupales imprevisibles. A mí, en general, los grupos siempre me han asustado muchísimo. A solas, unas más que otras, las personas se muestran razonables o, en todo caso, lo suficientemente corteses para parecerlo. Pero la masa se descontrola fácilmente, incluso aunque esté compuesta de personas razonables.

Recuerdo una vez encontrarme sentada en el suelo, apoyada en una de las columnas del shabestan de la Mezquita Rosa en Irán, disfrutando de la penumbra y el silencio, absorta en las formas y colores proyectados por los rayos de luz que atravesaban las vidrieras, feliz.

Al rato llegaron los turistas en grupo, hordas de turistas, imponiendo sus flashes y su vanidad. Conscientes de haber roto la magia y de ya no ser capaz de captarla a través del objetivo de la cámara, el grupo se descontroló, adquirió alma propia. Después sólo quedaron los gritos e insultos para conseguir el rincón más apropiado donde hacerse el selfi. Salí de allí en silencio, desconsolada, escuchando los rápidos latidos de mi corazón exaltado por la sinrazón. Y eso me da miedo.

En estos tiempos que corren, los grupos se forman a través de ideologías u opiniones azuzadas por las redes sociales, lo que le lleva uno a creer que no está solo en su disparatada opinión e, incluso, exacerbándola hasta el ridículo. El coronavirus genera reacciones en masa de los más variopintas, y yo no puedo, sino, cuanto menos, inquietarme.

Los seguidores de las teorías conspiranoicas forman tribus que, hasta cierto punto, resultan inofensivas y hasta divertidas: virus extraterrestre, producto de la radiación electromagnética de las torres de comunicación 5G, creado en un laboratorio por los chinos, por los estadounidenses o por los iraníes (estos pobres últimamente siempre pringan), arma biológica para acabar con los ancianos, pandemia oportuna para vender más vacunas…

Pero luego también nos encontramos con conjuntos de ciudadanos a los que yo llamo “los osodio mañaneros”, gente a la que le sienta mal el sueño y se levanta con el pie izquierdo, torcido, con picazón anal. Entre ellos se encuentran los policías de balcón, los comentaristas de artículos del periódico, los videoaficionados jaleadores de abusos policiales a los viandantes, todos ellos arropados por un sentimiento de mezquindad grupal que les lleva lo mismo a insultar a turistas italianos que se han quedado atrapados en España, como a compadecerse de los españoles agredidos en otros países.

De hecho, los grupos, andan bastante cabreados en estos días revueltos, con el gobierno actual incapaz de gestionar la crisis, con el gobierno previo que privatizó los servicios públicos, con el reglamento que permite salir a la calle a personas con diversidad funcional, con el abuso policial, con la laxitud de las medidas de confinamiento, con el tarugo del monarca y con el coletitas transgresor de cuarentenas.

Mejor sería cubrirse con el edredón y no salir más hasta dentro de un mes.

Sin embargo, el coronavirus nos ha traído otras formas de expresión grupal mucho más interesantes, aunque igualmente desatadas. Especialmente en lo que al humor se refiere. Esta vez, el grupo la ha vuelto a liar parda. Millones de personas confinadas en sus casas se han lanzado a los chistes desaforadamente, sin tan siquiera respetar la cuarentena de solemnidad propia que las tragedias le imponen al ingenio.

¡Qué risa estos días! Una empieza y no para, una y otra vez hasta terminar llorando de angustia.

Mascarillas solidarias - gila

La cultura y el arte también están aportando su granito de arena a la crisis. Cantantes, escritores, museos, teatros y filmotecas han optado por desarrollar diversas actividades online. Y algunos artistas menos conocidos han aprovechado estas circunstancias para explorar su creatividad, con mayor o menor genio. Me quedo con los espontáneos cantantes italianos de los balcones, mucho más afinados que mis vecinas de en frente destrozando el chiquitita de ABBA.

Pero es el colectivo solidario el que más me estremece de todos, comunidades de personas amables y bienintencionadas. Este fenómeno me ha llevado a reflexionar que a ver si va a resultar que yo pertenezco al grupo de los protestones inaguantables frente a una gran mayoría de personas que se junta para hacer el bien.

Asociaciones de vecinos y colectivos ayudando en la compra de alimentos y medicinas a quienes más lo necesitan, bancos de alimentos, gremios de taxistas trasladando a sanitarios gratis, redes de empresas solidarias que crean respiradores y material de protección 3D, intercambio de servicios por las redes sociales, psicólogos atendiendo ancianos de forma gratuita

Hay quienes, incluso, si su profesión o conocimientos no les permiten llevar a cabo acciones directas, financian iniciativas que ya están en marcha, se atreven a donar su propio dinero sin dejarse amedrentar por la incertidumbre.

Debajo de mi edificio, desde el Ateneo Cooperativo Nosaltres, se ha creado una red de costureras de mascarillas que ya ha empezado a abastecer a sanitarios y agentes sociales que trabajan con colectivos vulnerables. Decenas de compañeras, desde sus casas, se han puesto manos a la obra para confeccionar mascarillas respondiendo a la escasez actual de material de protección.

Mascarillas solidarias
Mascarillas confinadas 3

Costureras de Lavapiés, La Latina, Arganzuela, Tetuán, Carabanchel, Vallecas, San Blas, La Ventilla, Móstoles, Leganés, Getafe, Fuenlabrada, y otros lugares más, se han articulado bajo un mismo propósito, dedicar su tiempo a un bien común. Todas las personas que participan (organizadoras, instructor, repartidoras, costurer@s) han decidido pasar del grupo y conformarse equipo de trabajo y, de esta forma, se levantan con el pie derecho, más rectas de lo habitual, y sobre todo con menos ganas de increpar a los vecinos.

Y como este, hay cientos de proyectos similares por toda España. Después de todo, hay mañanas que salgo del edredón y veo la luz a pesar de vivir en un bajo interior.

3 comentarios en “Cuando la Personas se Juntan en Tiempos de Coronavirus”

  1. Salto de la Rana : bien por mencionar a las personas q colaboran bien pero hacéis criticas insultos o descalificaciones absurdas como al Rey o al Presidente del a gobierno y su Gobierno en este momento de la crisis q todos estamos viviendo «mundo» , no soi monárquica pero el respeto en esta situación es primordial y los Gobiernos han actuado como mejor han creído, otra cosa es las carencias q tengamos en los países de primordiales necesidades para atajar esta crisis u otras. Creo q de las peores pandemias q tenemos los humanos es el enriquecimiento de muchos «humanos» (mal llamados así) q empobrecen gran parte de las sociedades de los distintos países y en pleno siglo xxl y después de q pase esta crisis u otras q vengan seguimos callando y mirando para otro lado. Pido respeto y conocimiento de lo q es libertad de expresión.

    1. Hola Paz, gracias por tu comentario. Siento mucho que no se haya entendido bien que justamente lo que hago en el artículo es criticar en tono irónico a los que se levantan por la mañana criticando. Las descalificaciones (¿e insultos?) a las que te refieres no son sino una muestra de lo que aparece todos los días en distintos medios y foros, que, como tú dices, no creo que aporten nada en estos momentos.

      Un poco de humor, sin embargo, sí que lo considero más necesario que nunca para aliviar el estrés y el miedo que esta situación provoca a nuestra sociedad.

      Gracias de nuevo por tu comentario y ánimo.

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