Últimamente han pasado cosas extraordinarias.
El inicio de esta pandemia recluyó a los seres humanos en sus casas y permitió al resto de bichos del planeta deambular a sus anchas por esos lugares que antaño habían conformado sus dominios y que, en el último siglo y pico habían dado por perdidos en favor del progreso y la civilización.
Las noticias, reales o falsas, qué más da, hablaban de jabalíes tomando las calles de Barcelona, Madrid o Roma, delfines jugando en las bahía de Venecia y Hong Kong, y hasta elefantes en La Castellana.
El ser humano y su economía iban van al carajo, pero lo hacían con estilo, con un noble gesto involuntario, salvando al planeta de sí mismo.
La pandemia también ha obligado a la humanidad a posicionarse: la Economía o la Vida. La pregunta denota ya cierta tara en la especie, mientras que el jabalí lo tiene claro. No obstante la respuesta unánime, salvo esperadas excepciones, en el momento más crítico fue la Vida.
Ya no estamos encerrados, o no completamente, o no por el momento, y los jabalíes se sienten estafados. Les duró poco la fiesta, se maldicen mientras se manifiestan de vuelta al Pardo con pancartas en las que se puede leer “la Economía o el Planeta”.

Este presente distópico en el que vivimos me desequilibra, reconozco, y hace que la cabeza se me vaya a los viajes, a las vacaciones, al ocio. Yo estoy en Congo, trabajando, algo desconectado de la actualidad, pero me intento imaginar cómo será el ocio del resto del mundo, cómo un planeta pandémico ha disfrutado de sus vacaciones de verano, cómo lo estará haciendo en Navidad, o como lo hará en la “semana blanca” del año que viene.
Seguro que hay quien viaja pero también imagino que ese turismo de masas, depredador e incansable, debe estar dando una tregua a la población local que lo sufre habitualmente, igual que hicimos en Madrid con los jabalíes hace unos meses.
¿Seguirá subiendo gente al Machu Pichu, a 600 dólares el paseo, por el camino Inca? ¿Cómo estarán las playas de Indonesia?, ¿seguirán todos aquellos vendedores callejeros en Kao San Road haciendo los peores, y a la vez más famosos, pad thai de Tailandia?, ¿ qué habrá sido de los miles de barcos que hacían añicos la maravillosa experiencia de descubrir un lugar tan extraordinario como la Bahia de Ha Long, en Vietnam? ¿Qué habrá sido de “el rey del porno canadiense” y sus cruceros a Trujillo (Honduras)?.

Garífunas, y “el rey del porno”
Hace años tuve la suerte de poder viajar unos días por las tierras garífunas del norte de Honduras. Al llegar a Trujillo me llamó la atención que en una ciudad tan pequeña y tranquila, donde apenas había algún turista hondureño, nos encontráramos con hoteles lujosos y enormes en sus playas, todos vacíos. También había en el puerto una cantidad desproporcionada de restaurantes sirviendo marisco a pie de playa, también enormes, también vacíos. “Es por los curceros del canadiense, del rey del porno”, me explicaron… y la historia va de aquella manera.
En el año 2008 el empresario canadiense Randy Jorgensen, en otros tiempos estrella empresarial del cine porno en su país, decidió pasarse al negocio de los cruceros, y establece Trujillo como una de las paradas para sus barcos.
Trujillo, que vio sus esperanzas de desarrollar el potencial turístico de la región truncadas por el huracán Mitch en 1998, no se resistió, y sus gobernantes menos aún. Sólo había un inconveniente, y es que las tierras pertenecían a familias garífunas que, con un estilo de vida sencillo y valores comunitarios no tan interesados en la economía, y mucho menos en la del ricachón canadiense, no tenían ningún interés en convertir su comunidad en una especie de Disneyland para canadienses jubilados.
Nada que no se arregle con dinero, tráfico de influencias, corrupción, intimidación, violación de derechos fundamentales, persecución a líderes comunitarios y algún disparo; vamos lo de siempre.
Una vez que el rey del porno instaló su puerto en Trujillo no se detuvo allí, y además expandió su modelo de negocio al inmobiliarios, comprando tierras ilegalmente por dos duros para hacer urbanizaciones donde jubilar a un montón de ricos canadienses. Poco o nada le importó perturbar así la paz reinante en esta comunidad tan tradicional y arraigada.
¿Se imaginarán aquellos jubilados lo que le ha costado su bungalow a esa pobre comunidad Garífuna?. Quiero pensar que no, claro, aunque si leyeron el articulo publicado en periódico canadiense The Star no se puede decir que no se lo hayan contado.
El precio de nuestro ocio es su cultura. Ahora todo lo sostenible está de moda, el turismo también. Normalmente dicho concepto se asocia a la sostenibilidad ambiental, de la cultural poca gente se acuerda y a mi es la que más me interesa. Viajar sin molestar.

Soy consciente de que la búsqueda de esa sostenibilidad cultural no deja de ser utópica, ya que el simple hecho de estar allí tiene un impacto por si mismo, donde quiera que sea, en un pueblecito en Ethiopía o en Las Ramblas de Barcelona.
Los que entre Economía o Planeta se quedan con lo primero probablemente piensen en el impacto económico que esta pandemia puede estar teniendo en todos esos epicentros del turismo de masas, y la cantidad de gente que probablemente se haya quedado sin trabajo.
Yo quiero ser positivo y, como dirían los gringos, intento ver esta situación tan difícil como una oportunidad para todas esas culturas tan perturbadas por el ocio planetario del siglo XXI, que sin preguntar ha convertido sus espacios y sus formas de vida tradicionales en parques de atracciones de los que ni siquiera se benefician ellos mismos. Una oportunidad para reconquistar lo que una vez fuera suyo, igual que los delfines en Venecia o los jabalíes en La Castellana. Sólo espero que la utopía les dure algo más que a aquellos pobres jabalíes.

¿Turismo Sostenible? Más información :
Si te interesa conocer más detalles sobre esta terrible historia de mafia y extorsión que sufre el pueblo garífuna a causa del rey del porno y los políticos hondureños que lo permiten te dejamos aquí algunos enlaces que te pueden resultar interesantes.
- Publicado en Africa Fundación Sur
- Artículos de prensa en Criterio
- Publicado por la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH)