No digo que no haya nadie en el mundo con más suerte, pero viajar a otro planeta sin traje espacial ni mascarilla, eso sí que es un chollo. La piscina yace en la parte trasera de la antigua casa de piedra, luminosa y azul como el cielo de Madrid. Véanme persiguiendo los destellos de luz que se reflejan sobre sus aguas, como en Baikal o Victoria, nadando hacia ellos, intentando aprehenderlos con la punta de mis dedos. En Titán también brilla el sol.
Iris me llamó hace unos días, tras cuatro meses prisionera en mi habitación de Lavapiés leyendo y dormitando sobre el desvencijado colchón de otra persona. Me propuso unas vacaciones por la comunidad, una aventura por el extrarradio de Madrid, unos días de asueto en su casa de Boadilla para cuidar a su Caniche Toy mientras ella viajaba a La Palma a ver las estrellas. Tal vez mencionó algo sobre mi estado de ánimo, «algo desequilibrado» creo que dijo exactamente, pero pudo también haber hablado del perro.
Y así es como llegué aquí, no directamente, claro. Fue esta mañana tras sumergirme en las cristalinas aguas floculadas y cloradas de su parcela. El sol, alejándose rápidamente de la noche, me cegaba con sus rayos al entrar desnuda en el agua. El agua fría acariciaba mi piel con la intensidad de cien manos de hielo. La brisa agitaba mi pelo y enredaba a su antojo los jirones deshilachados de mi espíritu.
En Titán todo está bien. No hay celdas, ni ciudades vacías, ni luces de sirenas en lontananza, ni comentaristas de medios de comunicación enfadados, ni insultos ni hastíos. Y obsérvenme en el reflejo del agua, o no, mejor no miren, que no consigo encontrar mi imagen. Qué extraño es todo y qué brillante.
Bajo los destellos lapislázuli se dibuja la silueta de mi abuela. Me dirijo hacia ella con júbilo, sumergiéndome en las profundidades de mi propio desconcierto al recordar su muerte en la primera de las pandemias aquellas que desolaron el planeta.
¿Pues quién sabe? Quizás los viajes interplanetarios estén más cerca de lo que nos pensamos, aunque me temo que al común de los mortales se nos saldrá un poquito de presupuesto. Me ha gustado tu relato de fantasía.
Yo también participo en el concurso de Zenda, pero con un estilo un tanto distinto. Suerte.
https://elpedrete2.blogspot.com/2020/07/zenda-carretera-y-manta.html